Cormac McCarthy

Si tuviera que citar a uno de mis autores contemporáneos favoritos señalaría al norteamericano Cormac McCarthy. En realidad falleció hace no mucho. McCarthy tuvo una vida en la que salvo al final tuvo que lidiar bastante con la pobreza. Saltó entre varios trabajos, muchos de ellos sin relación, siendo una constante la escritura, que practicó tanto cuando tenía becas (una de ellas de la fundación Rockefeller) como cuando no. Se le ha comparado con William Faulkner, quizá por dar voz en sus libros a los desafortunados. Sus personajes nunca son figuras de éxito, sino gentes que no han tenido suerte en la vida, o que vienen de estratos sociales bajos, o que tienen problemas personales considerables. Sin embargo, no son individuos indefensos, muchos de sus personajes tienen recursos para al menos adaptarse lo mejor posible a las adversas situaciones que afrontan. Quisiera decir, en palabras de Gene Wolfe, que sus protagonistas tienen “el coraje esperanzado y desesperado de los pobres, quizá la más atractiva de las cualidades humanas”.

No he leído toda la producción de McCarthy, y no toda ella me ha agradado por igual. Curiosamente, la críptica Meridiano de sangre, celebrada por la crítica, me dejó un tanto frío. Es una novela ambientada en el Oeste americano del siglo XIX, salvajemente violenta, donde todos los personajes resultan odiosos, salvo quizá por la figura de The Kid, el Chico. Además, es difícil interpretar lo que la historia quiere contar: el simbolismo de resonancias gnósticas, o las alegorías que el autor utiliza. El crítico Harold Bloom reconocía que no entendía el final.

Más interesante me parece la trilogía En la frontera, de la que se adaptó el primer volumen al cine con Penélope Cruz. Son unos libros que cuentan la historia de dos muchachos jóvenes que cuidan rebaños, en lo que podría denominarse un late western, un western tardío. La vida no es fácil para estos dos chicos, que viven en un ambiente donde se respira violencia y soledad, rodeados de paisajes bellos pero inhóspitos. Uno de ellos encuentra el amor, pero ya intuimos que la historia acabará truncándose; recuerdo cómo me impresionó la aguda descripción del desamor en términos de un vacío inmenso que se abría de repente. A las naturales experiencias de la vida hay que sumar las del ambiente violento y salvaje que habitan.

Me gustó también bastante la duología El pasajero y Stella Maris. Fueron sus últimas obras y en ella vemos la influencia que la física y las matemáticas ejercieron en McCarthy. En sus últimos años, McCarthy estuvo vinculado al Instituto Santa Fe, un centro pionero en el estudio de la física de los sistemas complejos. Allí conoció a Murray Gell-Mann, premio Nobel de física por su descubrimiento de los quarks. En palabras del propio instituto: “ambos se percataron de que les interesaba casi todo lo existente bajo el sol y se hicieron amigos al instante”. En estos dos libros los protagonistas son un físico y una matemática, ambos geniales, pero a los que, de nuevo como es una constante en McCarthy, la vida no les ha sonreído. En las referencias a la física y las matemáticas casi se pueden palpar algunas de las conversaciones que debieron mantener McCarthy y Gell-Mann en el Instituto de Santa Fe.

Con La carretera, también adaptada al cine, McCarthy se introdujo en la ciencia ficción post-apocalíptica. Aunque esta rama de la ciencia ficción nunca me ha seducido en exceso, la leí con gusto. La relación del padre con su hijo es especialmente tierna en mitad de ese mundo descarnado. El autor hace toda una declaración de intenciones cuando hacia el final del libro aparece una barca a la deriva, arrastrada por las corrientes oceánicas, llamada “Pájaro de esperanza”, en castellano en el original. (Por cierto, la barca viene nada menos que de la isla de Tenerife, mi lugar de nacimiento). No es país para viejos es otra de sus obras adaptadas al cine, que no he leído, aunque sí he visto la película.

Ya digo que no he leído todo de él, me faltan todavía libros como Suttree o Hijo de Dios, por citar algunos. Cormac McCarthy no llegó a ganar el Nobel, pero estuvo en las quinielas; si hubiera vivido un poco más quién sabe si lo habría conseguido. Decía que no entendía la literatura de autores como Proust, la literatura que no trata los grandes temas de la vida y la muerte. Esa frase en cierto modo le define. Para McCarthy la literatura era algo muy serio, una forma de explorar el tremendo misterio de la existencia. Junto a la vida y la muerte, yo diría que también le interesaba el problema del dolor y el sufrimiento humanos, especialmente de aquellos que más sufren, de los pobres, de los olvidados o desfavorecidos de cualquier tipo.

Escribiendo esto se me ocurre una inopinada conexión entre McCarthy y Tolkien. Es la conexión a través de la esperanza. Para Tolkien la esperanza (en élfico estel) es un tema central, la menciona muchas veces en su obra y se han escrito estudios sobre ello. Para McCarthy yo diría que también. Es cierto que el mundo literario de McCarthy tiene más violencia cruda y es más oscuro que el de Tolkien, pero la esperanza sigue ahí, capital. No una esperanza ingenua o tontorrona, de hecho creo que McCarthy asocia varias veces en su obra la esperanza con el coraje. Sus personajes luchan por mantener esa esperanza/coraje. Una de las grandes revelaciones de uno de sus libros (Todos los hermosos caballos, de la trilogía En la frontera) es la de la importancia de ser constante en ese coraje:

Long before morning I knew that what I was seeking to discover was a thing I’d always known. That all courage was a form of constancy. That it was always himself that the coward abandoned first. After this all other betrayals came easily. I knew that courage came with less struggle for some than for others but I believed that anyone who desired it could have it.

“Mucho antes del amanecer me percaté que lo que buscaba descubrir era una cosa que siempre había sabido. Que todo coraje es una forma de constancia. Que es siempre a sí mismo a quien el cobarde abandona primero. Después, todas las demás formas de traición vienen fácilmente. Sabía que el coraje conlleva menos lucha para unos que para otros, pero pensaba que cualquiera que lo deseara podría tenerlo”.

(Foto de portada: De From dust jacket: «Photograph of Cormac McCarthy by David Styles» – Scan sourced from EveningStarBooks.net (direct link to jpg). Cropped and retouched by the uploader; see upload history below for unretouched original. Esta es una imagen retocada, lo que significa que ha sido alterada digitalmente de su versión original. Las modificaciones las hizo Blz 2049., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=98835624)

Deja un comentario